viernes, 19 de febrero de 2010

Sobre Periodismo Literario

Reflexiones y apartes de una conversación con Julio Villanueva Chang

Al leer “Viajes por Georgia” de John Mcphee, uno se encuentra con un relato que se aventura por el gran estado sureño, en compañía del periodista norteamericano y dos biólogos, que no tienen ningún problema en alimentarse de animales encontrados en la carretera. D.O.R (dead on the road) es el código que nombran Carol y Sam, cada vez que divisan un animal arrollado en el camino. Entonces recogen tortugas mordelonas, comadrejas, ratas almizcleras, ardillas y mocasines de agua, que en algunas ocasiones son guisados en una olla y en otras, van a parar al laboratorio de alguna universidad de Atlanta. Ambientada con música de Johnny Cash (el cantante favorito de la bióloga) y la humedad y el calor de los pantanos de Georgia, el reportaje de Mcphee se ha convertido en una pieza clave para definir el Periodismo Literario. Durante todo el reportaje, uno tiene la sensación de estar leyendo ficción, gracias a los detalles y situaciones minuciosamente narradas, propias de una novela. Sin embargo, uno sabe que está leyendo hechos reales, que está leyendo un trabajo periodístico, un relato que nada tiene de invención, aunque tenga bastante de literario. Martín Caparrós dice que la diferencia entre una noticia y una crónica literaria estriba en que si por ejemplo, se cuenta el duelo de una familia, la noticia dirá “los familiares asistieron conmovidos al sepelio”, en tanto que una crónica literaria, contará la situación y hará que el lector se conmueva, con la narración de los gestos de los familiares en duelo. Hay quienes definen el Periodismo Literario, como la conjunción entre las técnicas periodísticas y la sensibilidad propia del novelista. Hay otros que ven en el Periodismo Literario, una exageración al contar una noticia y prefieren, la forma escueta y llana de información.

En Latinoamérica no se ha consolidado una generación de lectores de Periodismo Literario y siguen abundando en los medios escritos, las noticias contadas de manera plana y directa. Claro que esto se entiende, pues en un periódico de circulación diaria, es bien difícil hacer Periodismo Literario, pues éste demanda mayor inmersión en los temas, más investigación y mayor carpintería literaria.

Si en USA existe una revista como “The New Yorker” que se especializa en Periodismo Literario; en Latinoamérica desde hace algunos años, existe una revista para este tipo de trabajos y esfuerzos de largo aliento. “Etiqueta Negra” del Perú, fundada por el Licenciado en Educación Julio Villanueva Chang, se levanta como punto de referencia en América Latina de Periodismo Literario. Con una apuesta quijotesca, Villanueva Chang logró consolidar en pocos años, lo que muy pocas revistas han logrado: ser considerada la mejor revista de Periodismo Literario en habla hispana. Y esa preocupación, la de crear un nuevo público lector de periodismo en habla hispana, más atento y sensibilizado, fue lo que llevó – entre otras cosas- a Julio Villanueva Chang, a mantener firme el timón de ese barco, que hoy por hoy, navega con fortuna por las impredecibles aguas del periodismo y la literatura.

A continuación, usted podrá leer una breve pero sustanciosa entrevista, lograda de manera informal, con el “chino” Chang, en el atrio del Teatro Heredia, mientras adentro se llevaba a cabo una de las tantas charlas programadas por el Hay Festival 2008. Ya la tarde se extinguía y el viento soplaba fuerte entre nosotros, los pelos revueltos, las camisetas agitadas como banderas izadas de pequeños territorios.

¿Julio Villanueva Chang, qué es el periodismo literario para ti?

Mira yo escribí un ensayo que se llama “El que enciende la luz” que ahora tiene una versión más actualizada con respecto a la que publiqué en Elmalpensante hace un año, pero creo que hay bastantes mal entendidos, por ejemplo creer que literario es imaginativo en el sentido de inventar o hacer ficción. Y creer que periodismo es el adjetivo, o sea que literario es el sustantivo y periodismo el adjetivo, cuando es todo lo contrario. A diferencia de la ficción, el periodismo literario que yo prefiero llamar narrativo, supone un trabajo de reporteria distinto al periodismo tradicional, que solamente le importa recolectar hechos y pruebas. En ese sentido, es un periodismo menos abogadil, menos fiscalía, menos policial. Es un periodismo que le interesa contar una historia lo más fascinante posible, pero cuya información sea verificable línea por línea y que si no es verificable, o sea si hay licencia para especular, el lector sepa que estás especulando y que esa no es la esencia del reportaje que estás haciendo.

En ese mismo ensayo dices que en América Latina aún tenemos como referentes las novedades veteranas de Truman Capote y Tom Wolfe. ¿Con esto, haces alusión a que sería conveniente prestar más atención a lo que se ha escrito más recientemente?

Si. A no seguir viviendo de ese pasado, porque además ya hay otro pasado, menos publicitado y más trabajado; me refiero que en los últimos treinta años hay trabajos y autores que por razones editoriales no han sido traducidos. Y que por razones editoriales o de pereza, o de ignorancia o de prejuicios, los profesores de periodismo no los han llevado a las universidades, o porque no los han leído o no los conocen…

… ¿No hay una distribución de estos trabajos de manera suficiente?

Mira, yo he tenido la suerte de viajar por lo menos una vez al año, por varios lugares y quedarme bastantes horas en librerías, y la forma de clasificar los libros en las librerías es curiosa, porque un libro de turismo narrativo puede estar en la sección de agricultura, porque trata el tema por ejemplo de la crisis asiática y cómo un reportero sigue un vagón de papas fritas de un campo de cultivo de Estados Unidos, hasta una tienda Mac Donalds en Singapur y pueden poner el libro en agricultura y no en la sección de comunicación y te lo perdiste. Es curioso, pero ese periodismo sigue siendo practicado de forma más excluyente en los Estados Unidos, sigue siendo el faro en ese género y además, en Estados Unidos se han podido crear fondos y adelantos de dinero para que los periodistas puedan dedicarse de lleno. Aparte el editor no sólo se encarga de corregir estilo y gramática o el titular o la cantidad de palabras, sino que además, la idea la vas perfilando en conversaciones con él o ella, esa es otra visión del periodismo, una visión más ambiciosa en el tiempo, en la inversión del tiempo y en el periodismo como un trabajo intelectual, no como un trabajo mecánico, autómata, de piloto automático…

Entonces, en Estados Unidos se ha seguido desarrollando ese periodismo narrativo.

Si, pero tampoco a nivel industrial, me refiero a que también es un asunto de minorías, sin embargo por el tamaño, la dimensión del país y la tradición que ya tiene, hace trabajos notables, produce resultados notables de todo tipo, que no tiene que ver con corrupción, tiene que ver con desentrañar un mundo escondido, por ejemplo John Mcphee escribe un libro que se llama “Naranjas”, Tracy Kidder escribe un libro que se llama “House” que se trata de reportar todo lo que cuesta comprar una casa, decorarla, previamente haberla buscado, todo el negocio de por medio, los líos entre las parejas y la familia para escogerla.

La revista ETIQUETA NEGRA que tú fundaste y dirigiste por cinco años, publica este tipo de trabajos de reportería diferente, ¿los lectores latinoamericanos, si leen este tipo de reportajes?

Uno nunca sabe, siempre he querido usar dos verbos que no se oponen sino que se completan con los verbos denunciar y entretener, yo prefiero, preferí en la revista usar descubrir y desengañar, frente a denunciar y entretener. Descubrir, desengañar y distraer en el sentido que Octavio Paz le da a la palabra distracción, quiere decir atracción por el reverso de este mundo. Yo creo que no hay un gran tema pre-existente, ni un tema pigmeo, yo me he emocionado con una historia de corrupción como la que ganó el Premio Nuevo Periodismo el año pasado, o con una historia de una madre de familia que cuenta lo desgraciado que es tener un hijo, todo lo que sufre por tener una barriga. A mi me emocionan las historias que me parece la gente las va leer, porque tienen que ver con ellos, en ese sentido, la universalidad para mi es cuando tú consigues que alguien que no conoces, lea tu historia y consigues hacer sentir en ese extraño, que la historia tiene que ver con él o con ellos; eso para mi es la universalidad y eso es lo que hemos siempre peleado en la revista y es difícil, porque la gente no está preparada un poco para pensar así las cosas y demanda un esfuerzo, que sea una búsqueda. Mira, el resultado puede cambiar, puede fracasar, pero la búsqueda… yo creo que no se debe renunciar a ella.

En “El que enciende la luz”, tú dices que uno de los hallazgos más importantes de un reportero, es descubrir cosas que no esperaba que estuvieran ahí dentro de su investigación.

Hay una frase de Philipp Blom, este historiador alemán que más o menos dice que cada día el pasado es más impredecible ¿no?, entonces, nosotros no tenemos otra alternativa que trabajar siempre con el pasado ¿no?, incluso lo que estamos hablando ahora ya es pasado y no es que el futuro sea impredecible, sino que realmente lo que te dice la gente que hizo es impredecible, tú puedes entrevistar a la misma persona, medio hora más tarde, siete años más tarde y en el pasado, en su declaración, hallas elementos diferentes. Entonces, me parece que entramos en esas cosas que ya son indiscutibles, que tienen que ver con qué material trabajamos, con qué técnica para obtener la información, en donde está la entrevista en primer lugar, y debemos ir más allá de la información porque ya no llegamos a tiempo y cada vez somos menos testigos, deberían volver a discutirse estas cosas, como por ejemplo debería volver a discutirse qué cosa es la palabra investigar.

Investigar, ¿para ti qué sería esa cosa?

Mira, investigar es un término muy policíaco para mi gusto, sigo creyendo como digo en el ensayo, que la última tecnología sigue siendo la curiosidad y yo no tengo ningún ánimo fiscal. La historia de Carlos Paredes que apareció en Etiqueta Negra y que ganó el Premio Nuevo Periodismo, “Las mentiras de un héroe oficial” es una historia fascinante, es una historia de un gran engaño contra un país y no solamente es una historia de jueces, abogados, testigos. Investigar es ese libro, porque incluso en el final del libro, hay un capítulo donde Paredes cuanta su relación con los editores, cómo se fue construyendo el texto, cómo los editores ayudamos a Paredes, y estas cosas son las que deberían hacerse, un poco la historia detrás de la historia.

Julio, según entiendo, tú estudiaste Educación…

Sí, algo que nadie debería estudiar, al igual que periodismo.

Pero de alguna manera, esa curiosidad por saber qué es educar y cómo educar a la gente, lo viertes en el periodismo, con la intención de contarles lo que hay detrás.

Sí, yo creo que tienes razón, hay algo de necesidad de explicar, no de sermonear ni de predicar, sino de explicar, que es en principio una necesidad de que tú mismo te lo expliques, y en el acto de escribir tienes la ventaja de que al escribir tú empiezas a entender las cosas, no antes. Antes tienes una nebulosa, pero el antes de escribir, supone un acto de comprensión.

En esa idea de comprender el mundo, de desentrañarlo y desenmascararlo, ¿qué papel juega el nuevo periodismo en Latinoamérica?.

Bueno tú lo estás diciendo, pero durante años los periodistas nos hemos visto, sin darnos cuenta, como productores de información para abogados, fiscales y le hemos dado la espalda al público y no sabemos muy bien qué cosa es lo que el público quiere y creemos saberlo, es decir, hay una especie de soberbia que a veces se confunde con la intuición y a veces se acierta. Pero creo que lo fundamental es que los periódicos tal y como están hechos, no están hechos para leerlos, están hechos para enterarse y hoy si se trata de eso, te llega la información por Facebook, por Internet, etc., entonces nosotros ya hemos pasado de ser productores de la noticia, a ser una alternativa más para enterarse de los hechos, el conocimiento está a disposición de todo el mundo, la diferencia es la velocidad con que lo tienes y el sentido que le das a eso que enuncias como titular; entonces me parece que ahora más que nunca, el periodismo narrativo es una necesidad, porque justamente eso no se hace ni en los noticieros de televisión, ni en los periódicos velocísimos de Internet, se hace poco y es difícil de encontrar. Entonces yo creo que el periodismo narrativo es una necesidad más que un lujo, a pesar de que su modo de producción sea un lujo, más que nunca ahora el periodismo narrativo debe complementar lo que existe y pienso que ya es un asunto ético hacerlo, ya no es una elección, salir a la calle y explicarle a la gente qué es lo que pasa. Además como trabajo periodístico es más complicado, más ambicioso, más retador y más necesario que un periodismo de divulgación, de resumen o de sensacionalismo. Y ante la cantidad de sobreoferta que tiene la gente frente a sus narices, que es una sobreoferta que te llega por lo general en un informe a tus ojos u oídos y que te lleva a la confusión, más que a la ignorancia, a la confusión. Entonces, lo que hace el periodismo narrativo es tratar de aproximar esa complejidad al lector, que otros lenguajes, otros géneros no alcanzan.

Sobre el final de nuestra charla, Villanueva Chang, ante el requerimiento de que me describiera Cartagena en unas líneas, para probar sus poderes de observación y percepción, rió y me confesó que no había podido fijarse mucho en la ciudad por culpa de la cantidad de mujeres guapas que había. Me dijo que era increíble el número de mujeres hermosas transitando por ahí, e incluso llegó a bromear, diciéndome que prefería que yo no fuera un estudiante sino una estudiante parecida a esas mujeres. Me agradeció por devolverlo a la realidad y por hacerle recordar, que ahora tendría que ir cabizbajo a su hotel, con la consciencia de que aún continuaba solo. Imaginé a Villanueva Chang, solo y triste en su habitación del hotel, durante los cuatro días del Hay Festival y me dije:

- Nah, además de muy buen periodista, este peruano con pinta de chino, tiene un gran sentido del humor.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Àlvaro Claro: JAJAJA... sumercé también tiene un gran sentido del humor.

P.D.: ¡Severo Blog! ''La carne bien mirada es puro Hueso'' es sensacional. Mucho inconsciente colectivo, sabe?

Espero que algún día nos demos garra hablando de eso.

Nos vemos.